El día anterior Wal-Mart cayó un 11% por un asunto similar, y ayer perdió otro 6,6%.
El miedo se extendió en el mercado al comprobar que ni las empresas expertas en el manejo de las cadenas de suministros y distribución fueron capaces de evitar pérdidas abultadas derivadas de los cuellos de botella en la logística y del incremento del precio de los productos.
El mercado ya se mostraba sensible ante los potenciales efectos negativos de la inflación y los problemas de suministros en la economía. Sin embargo, en días anteriores albergaba ciertas esperanzas de que la situación pudiese ser pasajera, ante algunos indicios de que se había alcanzado el pico de subidas de precios.
La Reserva Federal recuperó el control, sobre todo después de las declaraciones de Jerome Powell del día anterior. El presidente de la Fed se mostró determinado a atajar la inflación, al mismo tiempo que descartó la posibilidad de subidas agresivas por encima de 50 puntos básicos. Todo depende de las cifras de inflación y crecimiento que se publiquen en los próximos meses.
Pero también es cierto que gran número de analistas y relevantes bancos de inversión continuaron siendo pesimistas sobre el futuro de la economía con previsiones de recesión y sin ver todavía un suelo a las caídas de los mercados bursátiles.
El gigante minorista Target, registró su mayor caída en más de 30 años, perdiendo casi el 30% de su valor bursátil. Este movimiento cambió de manera súbita el sentimiento del mercado, que ya estaba más preocupado por el crecimiento de la economía que por la inflación o las subidas de tipos de interés.
En este escenario de aversión al riesgo, los índices bursátiles se hundieron con pérdidas superiores al 5%, al igual que el Nasdaq. Los flujos de inversión se dirigieron hacia activos refugio como el dólar estadounidense, que se fortaleció contra todos sus pares.
Los bonos del Tesoro también estuvieron en el punto de mira, y sus rendimientos también cayeron. El de 10 años se situó en el 2,88%. Incluso el oro registró algunas ganancias, en torno a los $3, incluso con un dólar más fuerte.
Por lo tanto, los inversores estarán más interesados en conocer las cifras de crecimiento de la economía, como los indicadores adelantados, los PMI o la confianza del consumidor, así como las de ventas minoristas y, por supuesto, el PIB.
Los datos de empleo también pueden verse afectados negativamente. Y ante esta posible nueva situación, la pregunta es cómo actuará la Fed, si podrá cumplir con la agenda de subidas de tipos o si se verá obligada a ser menos agresiva para no perjudicar más a una economía ya de por sí herida.
Fuente: Bloomberg.com, reuters.com
